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Pasemos al plan B

Pasemos al plan B

Improvisar es un buen recurso para salir de una situación comprometida. Eso es cierto. Pero a veces la improvisación te puede comprometer aún más.

Así pues… Improvisamos? Cómo hacerlo ?

Año 2000.

El banco para el que trabajaba como Director del Área Internacional, fue seleccionado, junto a otros 2 más, por el ICEX para impartir tres talleres de formación en Exporta, que por aquel entonces, fue la primera feria de servicios para el exportador en España. Ya fuera por la novedad, ya por el contexto de la economía española de aquellos años, todos los talleres de la feria, no sólo los financieros, fueron un éxito de asistencia. A mí me tocó hablar de «lo mío»: La gestión de riesgos financieros de un exportador. Recuerdo la sala del Ifema completamente abarrotada, con sillas traídas de otras salas para dar cabida a todos los asistentes entre los que encontraba, primera fila, primera silla a mi derecha, mí, por entonces, jefe.

16.00 horas.

Bienvenida a los allí congregados, para inmediatamente y como dicen los juristas, «exposición de motivos» de mi charla y cuando me disponía a empezar mi presentación, justo en la primera slide, el portátil en el que estaba cargada mi ppt…. dijo «hasta aquí hemos llegado».

Allí estaba yo, de pie, frente a más de 200 personas que me miraban mitad incrédulas, mitad divertidas, todas, esperando a que mis compañeros de tecnología resolvieran el incidente.

Que se puede hacer en una situación así ¿?. Como manejar, como cubrir, ese «tiempo de silencio» ¿?.

Improvisación. Eso fue lo que me dije. Esa fue mi apuesta.

Tras las necesarias disculpas y la consabida frase de «estos son los riesgos del directo», propuse al auditorio que abriéramos un turno de preguntas, mientras, mis colegas del banco, regresando a la tecnología de los 90, sustituían un moderno PC japonés por las anticuadas transparencias (alguno las llamaba «filminas») y el retroproyector.

Y claro, ocurrió:

Uno de los asistentes, hizo la pregunta, esa pregunta que no te esperas, esa que no tienes preparada por que «no es de lo tuyo», esa que no esta en ningún guion:

«Sr. Isidro, por favor, me podría explicar que es un «warrant» ¿?».

Para los no iniciados, el mercado de warrants en España dio sus primeros pasos, de forma real, en 2002, es decir, 2 años más tarde, y siendo estos «títulos-valores que dan derecho a comprar o vender un activo en unas condiciones preestablecidas.» nada tenían que ver con mi trabajo de entonces y con lo que allí iba a exponer. En dos palabras: ciencia-ficción.

Tirando de oficio, intentando acusar el golpe lo mas dignamente posible, tratando de disimular que no tenia ni idea, divague, hice circunloquios y cuando estaba al borde del abismo, la voz de mi compañero sonó como la campana de un ring para el púgil que esta en la lona esperando el fatídico «10»: «Paco, las transparencias están listas. Cuando quieras».

¡Bendito seas!, me dije, al tiempo que le propuse cortésmente a mi «interlocutor» dejar la pregunta para responderla personalmente al final.

Dicho compromiso lo cumplí en parte ya que lo que realmente hice, como no podía ser de otra manera, fue pedirle sus datos de contacto para llamarlo «en unos días» y, claro está, documentarme para posteriormente llamarle y contestarle debidamente.

Conclusión:

Para improvisar siempre hay que tener preparado un plan B, un tema, una anécdota, una experiencia propia que te permita dominar el escenario, el terreno, el público, para contarla, eso si, de forma espontánea.

No se puede improvisar «improvisadamente», asumiendo los riesgos de que quien tienes enfrente te lleve a unos terrenos que no has pisado nunca. No en vano Shakespeare escribió: «Las improvisaciones son mejores cuando uno se las prepara.»

Una lección que jamás olvidaré.

 

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